Este hecho tan importante y que supuso una
revolución mundial en la estrategia naval fue el comienzo de la construcción
del submarino de Isaac Peral. Este tipo de buque, revolucionario en su época,
se gestó en la Isla gracias a los conocimientos y buen saber hacer de un pueblo
entregado al bien común.
Este hecho tan importante hubiera quedado
marcado a fuego en la memoria colectiva si le diéramos la importancia que
tienen nuestros astilleros, y si hubiera primado el interés general y la visión
de futuro ante una campaña de desprestigio y derribo del inventor Isaac Peral y
al primer submarino del mundo.
Tan solo diez años más tarde Alemania
construía su primer submarino y en otros diez años más disponían de una flota
completa de submarinos.
¿Que sería hoy en día de la bahía de Cádiz si
ese proyecto hubiese culminado y fuéramos el referente mundial en la
construcción de submarinos?
Y aunque la frase queda ya manida, no por
ello es menos cierto que los pueblos que olvidan su historia están condenados a
repetirla.
Navantia San Fernando, heredera directa de
nuestra Bazán y de trescientos años de construcción naval en nuestra ciudad,
una vez más ha puesto en marcha un proyecto innovador y de tecnología punta que
está llamando la atención en las marinas del mundo por su facilidad de control
y la eficacia de sus actuaciones.
Estos buques, los BAM (Buques de Acción
Marítima), en la actualidad han desplazado a otros buques en tareas como la
protección de los pesqueros en aguas de Somalia, gracias a su amplia
versatilidad, pero también gracias al ahorro económico que supone utilizar este
modelo de buque.
Tenemos el producto, igual que lo tuvimos
hace 125 años, pero para lograr que sea punta de lanza en el mercado
internacional, necesitamos una apuesta clara por querer desarrollar nuestra
bahía y que el compromiso del gobierno central de construir una segunda fase se
haga una realidad.
Todos sabemos los momentos en que vivimos,
pero precisamente por ello, porque estamos en la comarca con mayor pobreza y
paro de toda la Europa comunitaria, es el momento para intentar consolidar el
empleo del sector naval, fomentando un producto autóctono que crea más empleo y
potencia la industria local.
Esperamos que la historia de los BAM, y de los
trabajadores de Navantia, no acaben como Isaac Peral, que tuvo que abandonar la
marina y emigrar a Alemania.
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